
Tribu
Nos preocupamos de lo que debemos enseñarles, pero qué hay de todo lo que podemos aprender de ellos. De esa sabiduría milenaria que les ha permitido perdurar como sociedad preneolítica a lo largo del tiempo; un tiempo que no se mide en años, de hecho, un tiempo que no se mide.
De cómo utilizar los recursos naturales en beneficio propio asegurando su continuidad. De cómo los residuos no son un problema si proceden de fuentes biodegradables y fácilmente asumibles por el medio ambiente.
De cuánto espacio necesita una familia para poder abastecer sus necesidades y cómo debe crecer una población para que el medio pueda asumir el impacto. De cómo se organiza una sociedad igualitaria en la que la familia es la base y las tareas se reparten en beneficio del grupo. De cómo los niños cubren sus necesidades sociales y de aprendizaje según su propio ritmo, en un ambiente de cariño y cuidado, recibiendo las herramientas que necesitan para desarrollarse tanto a nivel individual como colectivo.
De cómo ser feliz y sentirse en armonía con todo lo que te rodea. De cómo vivir serenamente en el presente y no inventar necesidades irreales. De cómo asumir la muerte como una parte del proceso después de haber desarrollado tu función en esta vida. De la magia del mundo que trata de ser explicada mediante mitos y sirve de base a las creencias.
Y luego queda todo aquello que no podemos entender y ni siquiera alcanzamos a imaginar.
Mientras, nuestra sociedad avanzada es capaz de cuantificar el ritmo al que consume los recursos naturales y pronosticar cuándo se acabarán. Tenemos estadísticas sobre cuántos residuos generamos al día pero no sabemos qué hacer con ellos.
Nos hacinamos en espacios cada vez más pequeños aislándonos de la luz natural, el aire y el contacto con la tierra. Los núcleos familiares se reducen y se fraccionan. Los ancianos carecen de una función social, los niños son sobrecargados de tareas mentales según un ritmo impuesto y privados de un desarrollo psico-motriz saludable. Existen datos que hablan de mujeres muertas a manos de nuestros propios hombres.
Al cabo del año contamos bajas por depresión, suicidios, tratamientos psiquiátricos, psicológicos, niveles de estrés, inadaptados, hiperactivos, ansiosos y sedentarios. La muerte es sinónimo de sufrimiento, resistencia, incomprensión. Las religiones no son más que una excusa para avasallar al otro.
Vivimos sumidos en una carencia continua en la que nuestras necesidades siempre superan nuestras posibilidades. Nos hemos olvidado de vivir. Y lo que es peor, nos hemos olvidado de soñar.
Tenemos todo esto para enseñarles, la mayoría son conceptos que ni siquiera existen en su vocabulario.
Se resistieron a la pérdida de identidad en los años 70, cuando fue impuesta con uso de la fuerza y abuso de autoridad durante la época de Suharto, quien vetó la práctica de elementos básicos de la cultura ancestral. De tal modo, se prohibió el uso de tatuajes, teniendo la decoración del cuerpo un significado profundo para ellos; llevar el pelo largo, necesario para sujetar flores y otros adornos durante sus ceremonias; y limarse los dientes en forma de sierra, entre otra cosas.
Actualmente, tratándose de un pueblo ya alienado, acostumbrado a cierta presencia de viajeros, que ha participado en documentales e incluso programas de televisión, el proceso de cambio es mucho más sencillo. Se muestran totalmente abiertos presuponiendo que cualquier cambio siempre será para bien.
Si traes tabaco eres bien recibido, si además traes azúcar puedes llegar a ser amigo, por algo de ropa nueva comparten tu religión y ceden sus tierras a cambio de una moto o un generador de gasolina. Y ya está, el proceso ha concluido con éxito, necesitan combustible y ya no disponen de tierra donde conseguir el alimento; a partir de ahora tienen que comprar y para ello necesitan trabajar.
Ya pertenecen al sistema.
La primera fuente de ingresos será a partir de la tala y venta cómo madera de los bosques primarios que conforman la isla. Tras el desastre ecológico, los cultivos de palma constituirán el paisaje y serán la base económica.
Los alimentos, de baja calidad nutritiva, precocinados, altamente condimentados y envasados en plástico serán enviados desde Sumatra. Los residuos plásticos, vidrios, latas, químicos, etc. serán quemados o vertidos al mar.
Me pregunto si estarían tan abiertos al cambio si supieran que pasarán de ser considerados una sociedad ancestral subdesarrollada a engrosar la larga lista de comunidades pobres del planeta.
Quizá nuestra labor esté en ofrecerles la información, ayudarles a entender qué significa la globalización en toda su dimensión y permitir que sean ellos como comunidad los que puedan decidir sobre su futuro. Sin embargo, ya parece tarde también para eso, mujeres que crecieron con el torso descubierto, en pleno contacto con la naturaleza, comienzan a cubrirse con ropas de hombre perdiendo parte de su feminidad e incluso escondiéndose bajo un hijab. Hombres tradicionalmente mimetizados con el medio vestidos únicamente con su kabit y sus tatuajes, mostrándose como lo que son, dueños y señores de su tierra, aparecen ahora con ropas sucias y rotas como pordioseros sintecho.
Techos, que hace no tanto tiempo, eran capaces de construir de más de cuatro metros de altura en sus amplias Umas diseminadas a la vera del río, donde se acogía a familias de hasta 30 personas. Actualmente son reubicados en casuchas unas tras otras a lo largo de un camino proyectado para unir puntos que hasta el momento sólo se unían a pie, pero que en lugar de eso, más parece que está sirviendo a la labor de desunir a la comunidad según su religión; a un lado los que permanezcan en la antigua, a otro lado los que se abran a la nueva. Ya lo dijo algún sabio estratega: “divide y vencerás”.
Es fácil llegar y decirle a otros que tienen que cambiar, decirles lo que tienen que hacer y lo que ya no pueden hacer, lo que es mejor para ellos, lo que están haciendo mal…
¿Tan difícil es reconocer al otro tal y como es? Valorarlo, asegurarse de que él también lo sepa y se reconozca a sí mismo, conferirle seguridad, apoyo y autoafirmación. ¿Tan difícil es ayudarle a mantener sus costumbres, sus ideas, sus creencias?
Aprendizaje mutuo. Enseñanza respetuosa. Compartir.
Conservar.